…Aquella tarde siniestra y desolada, dirigí mi cuerpo con sumiso delirio en dirección al "Mercado de la Carne y Fantasías Recicladas", entre el umbral de las calles "Tres Deseos”, “Cuatro Puñaladas”, “La Quinta” y “Sexta de Costillas y Riñones”.- Crucé las Av. “Vísceras”, “Corazones”,” Rosas, Aderezos” y de extraños aromas, profundas canaletas de sangre hasta topar con el mercader de los destinos finales, que tras una carcomida y oxidada jaula de filudas navajas, logré ver de siete cuervos cavar la fosa común de un poeta; me ofreció un boleto al cielo por sólo la piel de mi rostro, un riñón, arder mis piernas una década y quinientos años de purga ajena ; temí ser estafado y permanecer eterno en alguna de sus jaulas y huí... Tracé mi itinerario entre “Afligidos” por la calle “ Calvarios” hasta la plazuela “ Fatigados” , me encontré estupefacto entre irritantes gruñidos y majestuosos saltamontes en púrpura, cabalgados por robustos tábanos azules de proporción humana y acento caballeresco, cantando solemnes himnos a la muerte, la justicia y la comedia; seres bautizados por el supremo hacedor de males y plagas que embutía sin parar, casi visceralmente, desgracia, miseria dolor y sufrimiento , por lo que era un ser extremadamente obeso sin un solo bello en el cuerpo ,el rostro de un malformado recién nacido con brazos enormes, tres dedos como mano, y como piernas dos pequeños tentáculos inservibles, repleto de erupciones, úlceras y llagas, decorado del mas fétido olor que jamás haya existido, a sus pies dos cadavéricos perros que sólo se alimentaban de pequeños corazones putrefactos con cuerpo de roedor lampiño con un agrisado color post mortem sobre su piel, que corrían desesperadamente buscando pequeñas sobras de esperanza, fe o piedad, desgarraban lo que al paso encontraban , seres condenados a la más terrible de las purgas, pues les estaba prohibida la muerte…Así, salí de “Fatigados”, casi desesperadamente hacia las catedrales de los artificios y no muy lejos , vi del falso profeta esparcir el hedor de sus crímenes sobre una híbrida y malformada multitud que aplaudía frenéticamente con manos llenas de sangre, una sonrisa endurecida como por calambre y sobre sus rostros el antifaz de la fe demencial; sentí un extraño magnetismo hacia aquella multitud, así que tomé mi canasta y me aleje cautelosamente… -Caminé hacia un pequeño atajo entre los vendedores de almas y los traficantes del cielo y el infierno, me detuve ante una pequeña tienda de estilo gitano , largas cortinas rojas y pequeñas antorchas a los lados de la entrada, asomé la vista y recogí la cortina lo suficiente como para una pupila chismosa y tras una pequeña bola de cristal vi negociar el destino de un imperio en lujurioso juego de naipes; de un lado, un rey fallecido con el infierno por destino final, por el otro , la libertad de un alma en purga y en frente de ambos, el escribano de la muerte, apostando a perdedor, codiciando al más grande de los imperios que pudo existir... .- Rítmico y pausado como las manecillas de un reloj, cavilaba la concepción de un nuevo ser, una próxima estrategia en contra del destino, buscaba al mercader de segundos o al traficante de caminos, tomé comunión bajo la muerte como insípido espectro que observaba mi vida segundo tras minuto casi fascinado por la gélida manera como se iban disipando mis segundos dando de comer lentamente engendro tras engendro , casi nefastamente hasta ocultar mi absurda identidad…Entré al tibio manantial de un mar de lágrimas , vi las trasparencias del lamento, del arrepentimiento que lentamente se posesionaba sobre ciertos corazones desdichados, que más allá de la fría soledad que palpaban mis manos y mi rostro, caminaban sobre un turbio recuerdo, radiante, oculto que sólo pisada tras pisada me dejaba una pista a través de una visión o a través del humillado tobillo de un dios condenado y desmembrado… Repentinamente sentí hundirme sobre un fangoso pantano de pestilentes orejas, cartílagos nasales, recalcitrantes gritos y acusaciones de mi infancia perdida… Fui absorbido sin oportunidad alguna y desperté en el frió rincón de un calabozo junto a pequeños roedores con rostro humano, al parecer el subsuelo del mercado, conociendo la crueldad en su absoluta libertad, un gigantesco camal de almas sin destino, lágrimas por litros, pócimas de ilusión , perversiones incestuosas, dolor, olvido, todo colgado sobre ganchos por encebados hombres con rostro de cerdo, pequeños ropajes de cuero , acero , y la maldad reflejada en la furia de sus filudos cuchillos, hachas, machetes, recién nacidos, hombres, mujeres, adultos y ancianos, todos unidos en delirantes gritos de libertad o muerte rápida entre látigos, cadenas, promesas y juramentos aberrantes, humillaciones jamás descritas por el hombre, rostros sin rostro... -Pasaron los minutos y conocí al dolor, una bella mujer de largos cabellos negros, finos y lacios, delicadas manos, tez blanca y un rostro carente de expresión que sin mover los labios y con el simple pensamiento ordenaba horrendos destinos, sentencias, purgas, condenas cada vez más siniestras , faltos de piedad y perdón, ordenó tras una corta evaluación de mi hoja de vida ser llevado al salón de entretenimiento... .-Ya desprendido de mis ropajes, incrustaron dolorosos ganchos en mi lengua, hombros, brazos, manos, glúteos y tobillos, todas intramusculares, tal marioneta siniestra fui mostrado sobre un pequeño altar junto a otros que como yo quisieron burlar su destino infaustamente… Ya en mi absoluta agonía, y próximo a mi distribución carnal y espiritual en distintos puestos y rincones del mercado se me acerco la extraña mujer de negro, me miro fijamente a los ojos y sentí como si dos finas agujas penetraran en mis sentidos y logré ver tras sus ojos a un perturbado artista solitario, y en su demencia plasmar el más duro de los pasajes infernales, grité y grité cada vez más fuerte hasta perder la voz, las fuerzas y la esperanza pero no me escuchaba, sólo seguía pintando su propio destino sobre un lienzo pactado y un fino pincel de truculento convenio con el diablo...
Gabriel Plott.