22 marzo, 2008

¡Rebelión en la cocina!...

Una fría mañana de junio me despertó el dulce aroma de un exótico café napolitano, pero aquel no me condujo sino hasta el escritorio de mi estudio, miré por la ventana buscando el posible origen de tan agradable aroma y no me llevó a mas lugar que a mi vieja pluma de pelicano y a una solitaria hoja en blanco, desconcertado, me dirigí a la cocina y vi a mi bella taza roja a cuadros y dentro, el más bello de los colores a café.- Me pareció extraño ver a mi radiante café matutino solo, sin aroma, y con un triste brillo sobre su cálida superficie; mas allá, noté a la cafetera con el pico caído más que de costumbre, y ni que decir del azúcar que había cambiado su etiqueta por la de la sal.- Me senté junto a mi vieja pipa de hueso ballena, echo tabaco y la enciendo mientras observaba fijamente a la cafetera que parecía esquivarme la mirada.- Pasaron los minutos y sentí al aroma entrar a mi cocina junto a un ligero viento que traía consigo la misma hoja en blanco que minutos antes estuvo sobre el buró del estudio. La hoja cayó a mis pies è increíblemente vi al viento desprender cenizas de mi vieja pipa, tratando al parecer, de formar una frase sobre la hoja, tras varios intentos del viento y del aroma; logré descifrar tres simples palabras ," Danos la Vida"; entonces apareció mi pluma volando como si aun fuera parte del ala cual fue arrancada, se paró frente a mí y sobre la hoja.- Me contó que esa noche mientras seguramente soñaba mi próxima historia; se reunieron en el silencio de la sala de la casa el aroma, que decidió sentarse en mi sillón junto al espejo, la taza y el café junto a su compadre Ronnie Walker que parecía andar en busca de su copita del alma, ambos abrazados y sobre la mesa de centro, el azúcar, que había tomado la cucharita mas fina y de plata de la vitrina de la abuela, se recostó en medio del largo sofá de la sala; mientras la cafetera, las servilletas y los cubiertos, corrían desesperadamente de un lado a otro como exquisitas damas del servicio domestico.- El tema en cuestión ; ¡ Si somos el pilar de su inspiración ! ¿ Porqué nunca escribe sobre nosotros?- La controversial tertulia, no tuvo mas consecuencia que la habitual plaga de demandas y propuestas.- El aroma aclamó:¡ dejar al café sin aroma!, el café menospreciado, propuso mejor dejarlo sin café así no habría ni café "ni AROMA"; el azúcar opino mejor dejarlo sin azúcar, así solo bebería un amargo café con aroma solitario; y así propusieron sus quejas y demandas la vajilla, el mantel, los huevos , la leche, la vainilla, la tetera, las ventanas que aseguraban ser las mas importantes de todas, puesto que de ellas dependía conservar el calor y el aroma en la cocina… En fin... hasta el felpudo dijo estar harto de pisoteadas y malos tratos... La pluma continuo su relato hasta que no hubo mas renglón sobre la hoja ni tabaco que fumar; repentinamente apareció de entre los cubiertos el más temido por todos , un afilado cuchillo de acero inoxidable, origen japonés, mango de madera y pocos ánimos de extender la conversación más de lo normal .... En aquel momento, un silencio absoluto inundo el recinto, ante la mirada estupefacta de todos en la cocina, sólo se lograba escuchar la fina línea por donde avanzaba nuestro filudo inquilino rayando lentamente el mármol de la habitación hasta lograr instalarse junto a la pluma a pocos centímetros mío... Tras algunos segundos de larga angustia dijo: " recuerdan aquel domingo de otoño en que le fue arrebatada su cometa por el viento a orillas de un barranco ", sino me hubiese escondido bajo la cubierta del repostero, no habría escritor...recuerdan aquel duro invierno en el que recibió su primera puñalada en el corazón...aquella noche luché vigorosamente por desgastar el filo de mi espada, y de ese modo evitar el posible trágico desenlace, porque aquella noche, la muerte acechaba la mente de nuestro poeta, pero no fue así; y ahora podemos oír de aquellas historias, agradables recuerdos hecho versos, que hablan de nosotros de alguna u otra forma, quizá con sutileza , pero estamos ahí, siempre ahí… Recuerdan aquel verano al vespertino en que nuestro poeta quedo sin historia que contar ni garabato que trazar, ese día me vendí a un pobre ropavejero para darle una historia al poeta y un camino que seguir, si no hubiese hecho nada de eso, no habría ni persona, ni poeta, ni cuchillo, tan simplemente un inerte cadáver sin historia; ¡es cierto poeta! Hemos recorrido muchos sueños, gastado mucha tinta, manchado muchas hojas dando vida y muerte jugando con los destinos de la gente como si el mundo dependiera de nosotros, pero ya estoy algo viejo, al igual que todos los que dan vida a esta habitación, y quizás lo único que deseemos sea ser recordados... así que por mi parte poeta, sólo deseo alguna vez reunirme con mis legendarios ancestros que alguna vez me contaste existieron sobre una isla en el lejano oriente... Así, el cuchillo se retiro lentamente hacia el repostero preferido de la abuela, y es que la verdad, mi filudo amigo había sido la mejor nana que tuve, evito las tonterías más grandes de mi vida, ahora logro entender, porque siempre el recuerdo de la abuela buscando a nuestro escurridizo cuchillo...
Pasado el conflicto… Vi a todos desaparecer, abrirse violentamente la ventana de mi habitación junto a un viento que traía consigo dos aromas, el de una exótica brisa marina, y el de un exquisito café napolitano sentí entrar al más bello rayo de luz que jamás haya existido inundando de colores y reflejos el rincón más oculto de mi habitación...Un sueño dije; pero sobre mi velador junto a la lámpara estaba la hoja, la pluma y el cuchillo...
Gabriel Plott.

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